STERCORE CORPUS HUMANUM EST

o de cómo empecé a tomarme en serio la guerra contra mi involución física, mental y espiritual

Jorge Carlos Cortazar Sabido

I

05.01.2019

Las caminatas nocturnas de 6 km iniciaron hace poco más de una semana. He conseguido salir casi cada noche a caminar, y si me es posible, trotar 1 km. Mientras escribo pienso en fumar un cigarro. La ansiedad, el “mono”, el “erizo” no es tan terrible. Una derrota total. No he fumado. La derrota es por otra cosa: doblé las manos y he aceptado tomar un medicamento para controlar el ansia: media tableta cada 24 horas. Y carajo, funciona.

La imagen de un cigarro que aguarda a ser encendido y el humo entrando a mis pulmones es casi neutra. No me da por dejar de hacer lo que estoy haciendo para ir bajo cualquier excusa a la tiendita de la esquina a comprar un cigarro suelto. La imagen sigue ahí pero me olvido de ella pronto. Un cigarro entre mis labios. El humo y un café.

Tengo 43 años y me aterra el sobrepeso. Voy por el quinto intento para dejar de fumar. Por eso también me metí en el asunto de las caminatas nocturnas. Caminar o correr para huir del sobrepeso o de cualquier otro síntoma de la inevitable decadencia de esta envoltura a la que llamamos cuerpo. No obstante, el inmisericorde engranaje del tiempo ya está andando y -vaya jodida sorpresa-, no parece que vaya a parar.

II

Apenas ayer por la mañana había tenido la cita con el neumólogo. El Dr. Otto, un tipo simpático, de palabras medidas y maneras directas que no lindan en la hosquedad miró la placa de tórax que me hice un día antes (gracias a las presiones y cordura de Maru y los reproches de mi madre). Tras hacer las auscultaciones de rigor nos dijo sin más ceremonia que mis pulmones estaban en buenas condiciones, así también mi corazón, presión arterial, etc. Y ello era gracias al ejercicio y que no fumo más de 5 cigarros al día. (Lo que no le dije es que mi tasa de cigarros, por años, había escalado a una cajetilla diaria).

El Dr. Otto le echó una mirada a mi ultrasonido abdominal:

“Se observa el hígado de morfología y tamaño normal con discreto incremento en su ecogenicidad de forma difusa… Ultrasonida de abdomen con esteatosis hepática…”

El comentario del Dr. Otto fue bastante alentador: esto no representa un problema serio, pero podría derivar en algo tan divertido como una cirrosis de no procurarme los debido cuidados, los cuales consistirían en seguir con el ejercicio, bajarle al consumo de grasas -¿fue ud. gordo?-, beber menos y no fumar.

La mirada de Maru que se clavó sobre la mía me hizo ver que mis días de fumador habían terminado para siempre.

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